Asignatura: Lengua Española en Contexto.
Actividad 3: Debate sobre el papel de la L1 en al L2 (febrero de 2017).
Descripción:
Se trataba de un debate que realizamos en la plataforma en el grupo 4. Debíamos responder a unas preguntas lanzadas por el profesor Francisco José Herrera Jiménez sobre la conveniencia o no de usar la L1 del estudiante en clase de ELE. He seleccionado mi intervención principal en el debate porque después, en la tutorización de la fase de prácticas, fue un tema que también se discutió bastante ya que algunos compañeros recurrían con bastante regularidad a la L1 de los estudiantes. En el tablero de la plataforma las opiniones fueron bastante unánimes y coincidentes con las que yo expreso en la muestra.
Muestra:
1.
En tu opinión ¿qué grado de conocimiento de la L1 de los
estudiantes debe tener el profesor de L2?
Deber no es el verbo porque no creo que deba tener ningún conocimiento de la L1 de los estudiantes ni le hace falta. En una situación de clase con estudiantes de diversas procedencias lingüísticas es muy difícil, por no decir inverosímil, que el profesor tenga conocimientos de todas las lenguas de sus estudiantes. Otra cosa es el hecho de que cuanta más información tenga el profesor sobre ellos, incluyendo el idioma, mejor porque le ayudará a prever y detectar problemas, a potenciar estrategias de facilitación, a favorecer la reflexión y, sobre todo, a distender el ambiente y hacer sentirse cómodo al estudiante.
2. ¿En qué situaciones se puede usar la L1 en el aula de L2?
Creo que este tema está muy mitificado y no se debe dramatizar, especialmente por lo que supone de alivio emocional para el estudiante que en un momento dado de la clase se permita la L1. Los estudiantes que comparten L1 o una segunda lengua establecen lazos afectivos entre ellos con la misma y el profesor puede aclarar cuestiones tanto lingüísticas como extralingüísticas mediante la L1. En general, creo que es válido servirse de la L1 de los estudiantes siempre que la transferencia favorezca el desarrollo de estrategias cognitivas para el aprendizaje de la L2, como se deprende del estudio de M. Galindo. Sin embargo, como también apunta Miguel Martín, es recomendable que el uso de la L1 desaparezca de la clase de manera paulatina a medida en que los alumnos adquieren competencia en la L2. Personalmente, pienso que, sin ser fanáticos a este respecto, es importante que el estudiante tenga claro desde el principio de su proceso de adquisición que el uso de la lengua meta en clase siempre es preferible, aunque generalmente son ellos mismos los que lo reclaman y no es infrecuente escuchar quejas de alumnos sobre algún profesor que "se pasa", generalmente con el inglés. Creo que es de suma importancia que el profesor anime y valore los esfuerzos de los estudiantes para expresarse en la lengua meta perdiendo el miedo al error y sintiéndose libres para recurrir a su L1 si lo estiman necesario.
3. ¿Ves más ventajas o más inconvenientes en el uso de la L1? ¿Por qué?
Creo que no hay una única respuesta a esta pregunta puesto que todo depende de cada estudiante, de cada grupo y de cada contexto de aprendizaje. Aquí debemos ser sensibles, empáticos y perspicaces para saber encontrar el equilibrio y determinar si el uso de la L1 favorece o perjudica la adquisición de la L2, sin perder de vista que lo ideal es siempre usar la lengua meta. Se puede dar el caso de estudiantes aterrorizados que recurren a su L1 y te piden que la uses tú por una tremenda falta de confianza o un exagerado sentido del ridículo. ¿Lo consientes o le pides que se esfuercen? Hay que tener los ojos (y el corazón) muy abierto para determinar qué es lo mejor en cada caso. O situaciones en las que por más que gesticulas, dibujas o parafraseas no hay manera de que un estudiante capte algo. ¿Tiene sentido seguir usando el español si ves que el estudiante se está frustrando? Como ya he dicho, son decisiones que a veces debes tomar sobre la marcha aunque siempre desde la comprensión y la conciencia de las capacidades y el estilo de aprendizaje del estudiante en cuestión.
Reflexión:
En efecto, como casi todos los compañeros sostuvimos, la investigación en las últimas décadas ha demostrado que no hay dogmas ni soluciones perfectas a la cuestión de cuándo (y cuánto) usar la L1 en el contexto de aprendizaje de una L2. La tesis de Stephen Krashen sobre la exposición al input del aprendiente desterró de las aulas las prácticas favorecidas por el método de gramática-traducción y potenció usos monolinguales en el aula de segundas lenguas, lo que ha provocado que la estigmatización de los profesores que la usan sistemáticamente. Sin embargo, la L1 debe considerarse como un recurso más dentro del aula de español, como ocurre con la pizarra, el diccionario o los elementos tecnológicos que llevemos a clase, en situaciones y contextos limitados siempre que lo acordemos con nuestros estudiantes.
Más allá de la cuestión, creo que la reflexión sobre el uso de la L1 del estudiante en clase de ELE nos lleva a dos puntos, para mí fundamentales, del proceso de enseñanza-aprendizaje de LE: por un lado, la negociación constante acerca de cuáles deben ser los instrumentos docentes, permitiendo que los propios estudiantes reflexionen sobre cómo aprenden; por otro, el profundo conocimiento que el profesor debe tener de sus estudiantes, incluyendo sus emociones.
Figura 1: La Traición de las Imágenes
Referencias:
Galindo M. (2008): “Evaluación del uso de L1 y L2 en el aula E/LE”, en Pastor Susana y Roca Santiago (eds): La evaluación en el aprendizaje y la enseñanza del español como LE/L2. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alicante, págs.. 270 – 275.
Krashen S. y Terrell T. (1983): The Natural Approach: Language Acquisition in the Classroom, Pergamon, Oxford.
Martín M. (2000): La lengua materna en el aprendizaje de una segunda lengua, Universidad de Sevilla, Sevilla.
Imagen:
Magritte, René (1928-29): La Traición de las Imágenes [óleo sobre lienzo], recuperado de https://en.wikipedia.org/wiki/The_Treachery_of_Images